lunes, agosto 23, 2004

Niño, deja ya de joder con la pelota

A menudo los hijos se nos parecen,
así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar.


Aisss los hijos. Esto es lo que el gran Serrat nos decía de ellos. Son pequeñitos y quieres comértelos y si no, pregúntenle a Javi y a Paco, uf como babean con sus retoños. Desde tan pequeñitos, dependen de nosotros para todo, comer, asearse, aprender a andar; pero a pesar de ello dominan nuestras vidas, condicionandonos todo a sus existencias.

A medida que pasa el tiempo, van creciendo y debe ser nuestra naturaleza humana, pero empezamos a tomar revancha

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.


Se nos olvida que son seres humanos, pequeños, pero seres humanos y que no estan en este mundo para ser hijos. Eso es una etapa transitoria de cada vida, en las que le damos la informacion que tenemos; pero esta claro, es una inversion a fondo perdido, no se debe esperar retribución, porque (y continuo con Serrat)


Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.

3 comentarios:

Tata. dijo...

Mira no me toques el tema... :(

Morghana dijo...

Jajajajaja, y vaya si he pensado en tí al escribirlo ;)

Tata. dijo...

Eres un solete, wapa! :P