Siendo el saludo findeañero lo único que he escrito en
los últimos años, para arrancar de nuevo no podía ser de otra forma, y aquí me
veis, otro año repasando y sacando cuentas.
Estaba previsto contar que este ha sido un gran año,
que lo ha sido, luego se torció al final, lo enderezamos y tuvo que ser el
ministro ese que paradójicamente se llama “valor” el que nos dé al final el
cachetazo a mano abierta en toda la cara para rematar la jugada. Entonces
volvemos a las de cal y las de arena y vamos tirando.
El año por tranquilo pasó de prisa, éxitos académicos
y alguna zafada de última hora para pasar de curso y yo, cada día al trabajo,
que aunque suene aburrido y rutinario, he ido todo el año a trabajar, eh!
Ni viajes ni vacaciones este año, pero me visitaron
mis dos hermanos y tooodos mis sobrinos. Solo faltó una que, para compensar,
nos sorprendió con la inauguración de la nueva generación de la familia.
¿Veis? Unas de cal y otras de arena. Frente a todo lo
indignados que andamos en estos tiempos siempre es posible encontrar un hilo de
aire fresco que nos deje seguir soñando, que reponga las fuerzas para seguir
luchando, que nos permita creer que la utopía es posible.
A mi familia, a los amigos y compañeros de aquí y de
allí, los que emprenden nuevas aventuras, los que ya recogen frutos, los que
resisten la vida, porque nada sucede si antes no lo sueñas, a todos mi deseo
para este 2013,
¡¡¡NO DEJÉIS DE SOÑAR!!!