Quien más, quien menos, guarda especial recuerdo sobre la casa de los abuelos.
Para nosotros ir a la casa de los nonos, era un viaje de mil kilómetros a Santa Fe, a pasar las fiesta de navidad y año nuevo. Unas vacaciones de reencuentro con los primos y tíos, visitas a los amigos y sobre todo, vivir nuevas anécdotas con las vicisitudes de los preparativos festivos protagonizados por Nilde y Manolo (los nonos).
No se suban a los techos! Y allí estabamos, con un sol abrazador, en la terraza, trepando el techo hasta ver la calle. Y unos enanitos de jardín, testigos de travesuras, y que parecían alegrarse de vernos.
La tele con toro y flamenca que el tío Osvaldo trajo de España, la máquina de coser a pedal donde Seba casi se deja un dedo, y descubrir la cantidad de papeles que había debajo del hule de la mesa.
Siestas obligadas en camas improvisadas entre libros y viejas revistas o en la habitación "del Enzo", que tantos años antes había dejado intacta.
Pero si algo ocupaba nuestros días de niños en Santa Fe, eran los discos de la Nona. Sentados en el suelo de mosaico en damero, fresquito; la estantería con el tocadiscos y los discos, que ya os dije había de todo, desde las 9 sinfonías de Beethoven, ópera, hasta Django cantando Nostalgia, la banda sonora de la peli El Golpe o el jazz de los Soldaditos de Johnny, que le encantaban a Manolo.
Y el parlante. Un altavoz de nuestra altura, que allí, sentada en el suelo, me hacía soñar que vería a Serrat, con su melena al viento, salir del Mediterráneo cantándome sobre un Pueblo Blanco o que está harto ya de estar harto. O haciéndonos querer al Tío Alberto, lo que me trae la imagen del tío Enzo en el patio, con la guitarra, entre la olla de clericot y los pitos de año nuevo, justo antes de que la panda del Chuni, el Gato y compañía llegaran a revolucionarlo todo.
Nota de esta entrada: La Normita comenta las entradas del blog con el viejo y luego me manda un mail con los comentarios, y hay que ver la conexión, este post podría ser un "copia y pega" de su correo.
Otra nota: Me he emocionado mucho escribiendo esto y necesito gritar, para que me oigan allá donde estén: Nilde y Manolo, Gracias por tanta felicidad que habeis dado a nuestra infancia!
...shhh...que puedo oirlo...el eco me trae sus voces...sentí chinita!..
Manolo, trajiste el hielo?
Para nosotros ir a la casa de los nonos, era un viaje de mil kilómetros a Santa Fe, a pasar las fiesta de navidad y año nuevo. Unas vacaciones de reencuentro con los primos y tíos, visitas a los amigos y sobre todo, vivir nuevas anécdotas con las vicisitudes de los preparativos festivos protagonizados por Nilde y Manolo (los nonos).
No se suban a los techos! Y allí estabamos, con un sol abrazador, en la terraza, trepando el techo hasta ver la calle. Y unos enanitos de jardín, testigos de travesuras, y que parecían alegrarse de vernos.
La tele con toro y flamenca que el tío Osvaldo trajo de España, la máquina de coser a pedal donde Seba casi se deja un dedo, y descubrir la cantidad de papeles que había debajo del hule de la mesa.
Siestas obligadas en camas improvisadas entre libros y viejas revistas o en la habitación "del Enzo", que tantos años antes había dejado intacta.
Pero si algo ocupaba nuestros días de niños en Santa Fe, eran los discos de la Nona. Sentados en el suelo de mosaico en damero, fresquito; la estantería con el tocadiscos y los discos, que ya os dije había de todo, desde las 9 sinfonías de Beethoven, ópera, hasta Django cantando Nostalgia, la banda sonora de la peli El Golpe o el jazz de los Soldaditos de Johnny, que le encantaban a Manolo.
Y el parlante. Un altavoz de nuestra altura, que allí, sentada en el suelo, me hacía soñar que vería a Serrat, con su melena al viento, salir del Mediterráneo cantándome sobre un Pueblo Blanco o que está harto ya de estar harto. O haciéndonos querer al Tío Alberto, lo que me trae la imagen del tío Enzo en el patio, con la guitarra, entre la olla de clericot y los pitos de año nuevo, justo antes de que la panda del Chuni, el Gato y compañía llegaran a revolucionarlo todo.
Nota de esta entrada: La Normita comenta las entradas del blog con el viejo y luego me manda un mail con los comentarios, y hay que ver la conexión, este post podría ser un "copia y pega" de su correo.
Otra nota: Me he emocionado mucho escribiendo esto y necesito gritar, para que me oigan allá donde estén: Nilde y Manolo, Gracias por tanta felicidad que habeis dado a nuestra infancia!
...shhh...que puedo oirlo...el eco me trae sus voces...sentí chinita!..
Manolo, trajiste el hielo?