domingo, abril 29, 2007

Flautistas

Este año, los dos tienen música en clase y flauta dulce como instrumento.
Raquel ya había heredado mi vieja Aulos, recuerdo de mis días de Club Musical (al que algún día le tocará una entrada en este blog) y símbolo inequívoco de una infancia...muy feliz.
A Borja le compramos una nueva, y otra más que vino con una caja de Nesquik, creo.

Algo en mí reacciona cuando simplemente se "sopla" una flauta, así que, para sus prácticas y ensayos, les dí algunos consejillos técnicos y truquillos.

Lo cierto es que no esperaba mucho con el tema, pero ocurrió: les gusta, disfrutan tocando, aprecian los progresos de solo soplar, a digitar con precisión, conseguir el tempo hasta llegar a "sentir" música.

Intercambian sus deberes y practican todo el tiempo (a veces a mi pesar, cuando solo quieres silencio), se pican en duetos y hasta nos animamos a cánones a tres voces...Y la gracia que me hace ver por casa viejas partituras como When the Saint go Marching In, Greensleaves o el Himno a la Alegría.

Os sonará extraño, pero es el código. En todas las casas hay uno, cosas que solo tienen sentido en una familia.
Muchas veces creí que al haber hecho mi familia tan lejos del código, se perdería.

Y no es así. Prepárate viejita!

1 comentario:

Sandra Sánchez dijo...

Qué bien que los niños tengan aficiones tan buenas como la música...en este mundo de hoy en el que parece que sólo existen los videojuegos (y encima violentos!!)...
¡Felicidades por esa educación!
saludos.