- El Mestre! - contestó con voz firme, sin ninguna duda.
Resulta que me acuerdo como si fuera hoy porque todos estos años me he sentido increiblemente agradecida con Paquita por aquella acertada recomendación.
Porque allí aprendieron que la diversidad es la vida misma, y que convivir, integrar y compartir no es nada excepcional en esto de la conducta humana, porque su paso por allí me ha ayudado a saber que hay "madera" para ver el día de mañana que mis hijos son buenas personas.
En estos tiempos que corren, no debe ser fácil llevar una institución y mantenerse fiel a principios tan claros, sin contaminaciones burocráticas y siempre cercanos, siempre entregados, brindando el cariño que solo los maestros de vocación saben transmitir, y de ahí la grandeza.
Pero todo pasa y esta mañana fue la última fiesta del Mestre que tendré para contar, y ya sé que a todo le pongo mi óptica romántica, pero aún me dura la emoción que me cortaba la voz en cada despedida, y sí, ya son parte de nuestros recuerdos, de nuestra vida misma.
Pero todo pasa y esta mañana fue la última fiesta del Mestre que tendré para contar, y ya sé que a todo le pongo mi óptica romántica, pero aún me dura la emoción que me cortaba la voz en cada despedida, y sí, ya son parte de nuestros recuerdos, de nuestra vida misma.
Sería injusto si dejara de nombrar a alguien, pero desde Pilar, la profe de infantil, que con tanta destreza y cariño empezó el "moldeo"; a Flor que si un día echamos cuentas estoy segura que me gana en horas con mis hijos, definitivamente una madre más; a Rafa que desde el deporte los motivó y alentó en sus desafíos desde muy pequeños hasta el último día; al valiente equipo del 6º de Borja, Cristina, Alberto y Jus, los que emprendieron grandes cambios de metodología, sin duda enriquecedores, resistiendo las más variopintas oposiciones. Y a los directores, a Chema en el principio y a Pilar, los "domadores" de esta historia. A todos, todos
MUCHAS GRACIAS Y HASTA SIEMPRE MESTRE!
Web del Colegio Público Mestre Gaspar López